Hotel Aguas Claras: lujo consciente en Playa Chiquita
- Andrés Valverde
- 5 nov
- 4 Min. de lectura
Un refugio artístico y tropical galardonado con una Llave MICHELIN en Playa Chiquita, Limón
Por: Andrés Valverde
Para: Hydroponic Magazine

En la frontera donde la selva se rinde ante el mar, entre hibiscos y hojas que danzan con el viento, se levanta Hotel Aguas Claras —un santuario que reinterpreta el lujo desde la sensibilidad, el arte y la conexión con la naturaleza. Recién galardonado con una Llave MICHELIN (One MICHELIN Key), este hotel boutique demuestra que el verdadero lujo no se mide en opulencia, sino en intención, belleza y alma.


Una historia que nació del arte y del amor
Todo comenzó con Elizabeth Steinvorth, artista visual costarricense y amante del Caribe, quien en los años 90 descubrió en Playa Chiquita un paraíso casi intacto. Su visión no era construir un hotel, sino crear un refugio donde el arte y la sostenibilidad convivieran en armonía con la naturaleza. Restauró antiguas casas de estilo caribeño utilizando materiales reciclados, muebles rescatados y objetos transformados por su propia creatividad.
Poco después, Elizabeth llevó a su hija Elena Rohrmoser —entonces una recién nacida— a vivir con ella a la playa. Ese vínculo profundo entre madre e hija se convirtió con los años en el alma del proyecto.Hoy, Elizabeth y Elena son las creadoras de una obra viva: Hotel Aguas Claras, un espacio que combina el legado artesanal de la madre con la visión contemporánea de la hija.



Elena Rohrmoser, artista visual y diseñadora costarricense, fue quien dio a Aguas Claras su lenguaje estético actual: una mezcla exquisita de diseño victoriano tropical, arte conceptual y curaduría emocional. Cada bungalow, pavlova o rincón está intervenido con color, textura y propósito, convirtiendo al hotel en una galería habitable donde nada es casual.
El compromiso con la sostenibilidad también está presente: el hotel opera bajo una filosofía plastic-free, apoya proyectos de conservación marina y promueve la economía local. Aguas Claras no solo se ve hermoso; se siente éticamente correcto.







Casa Floralia: arte, confort y familia
Durante nuestra visita, nos hospedamos en Casa Floralia, el bungalow más grande del hotel. Con cinco habitaciones, cada una con su propio baño privado, esta casa es perfecta para familias o grupos de amigos que buscan disfrutar juntos del Caribe sin renunciar a la comodidad ni la privacidad.Sus amplios ventanales invitan la selva al interior, y su decoración —una mezcla de muebles antiguos restaurados, arte local y colores botánicos— convierte cada espacio en una historia visual. Casa Floralia es, sin duda, el reflejo de lo que representa Aguas Claras: un encuentro entre lujo, autenticidad y naturaleza.











Una experiencia sensorial
El día comienza con el desayuno incluido, un ritual entre árboles y aves: frutas tropicales, pan artesanal, jugos naturales y café costarricense.La propuesta gastronómica brilla en dos escenarios: Papaya, el restaurante principal, que celebra la cocina afrocaribeña con toques contemporáneos y una carta que cambia con la temporada; y Da Lime, frente al mar, donde los ceviches, wraps y cócteles tropicales son la excusa perfecta para dejar que el tiempo se disuelva entre olas y risas.



Lujo con alma
Nos encanta Hotel Aguas Claras porque encarna la nueva definición del lujo: el lujo consciente. Un espacio donde el arte no se exhibe, se vive. Donde el diseño respeta al entorno, y donde el Caribe se revela no solo como destino, sino como estado del alma.Su Llave MICHELIN no hace más que confirmar lo que sentimos desde el primer momento: Aguas Claras no es un lugar… es una experiencia que permanece.


¿Querés vivir esta experiencia de lujo consciente en el Caribe?
Reservá directamente en la web oficial del hotel: Hotel Aguas Claras – Reserva aquí.

English
Where the jungle meets the sea and the air smells of hibiscus and salt, Hotel Aguas Claras rises as a sanctuary of art, design, and nature. Recently awarded a MICHELIN Key (One MICHELIN Key), this boutique hotel proves that true luxury lies not in excess, but in authenticity, creativity, and soul.
A story born from art and love
The story begins with Elizabeth Steinvorth, a Costa Rican visual artist and lover of the Caribbean, who in the 1990s discovered a near-untouched paradise in Playa Chiquita. Her vision was not to build a hotel, but to create a refuge where art and sustainability could coexist with nature. She restored old Caribbean houses with recycled materials, reclaimed furniture, and her own artistic touch.
Soon after, she brought her newborn daughter, Elena Rohrmoser, to live by the sea. That act of maternal courage became the emotional seed of what Aguas Claras would one day become.Today, mother and daughter have turned that dream into a living artwork—Hotel Aguas Claras, a space where heritage and creativity merge seamlessly.


Elena Rohrmoser, a Costa Rican visual artist and designer, gave the hotel its signature aesthetic: an exquisite blend of tropical Victorian design, artistic curation, and soulful detail. Each bungalow, pavlova, and shared space has been transformed into a living gallery, where color, texture, and light tell stories of the Caribbean.
Guided by a plastic-free philosophy and deep environmental respect, the hotel supports local artisans and conservation projects, ensuring that its beauty is both sustainable and sincere.

Casa Floralia: art, comfort, and togetherness
During our stay, we settled into Casa Floralia, the hotel’s largest bungalow. With five bedrooms, each with its own private bathroom, this home offers the ideal balance of comfort and privacy for families or groups.Surrounded by lush gardens and filled with restored vintage furniture, tropical art, and soft natural light, Casa Floralia feels like an intimate masterpiece—an invitation to slow down and reconnect.





A feast for the senses
Breakfast—included in the rate—is a sensory celebration: tropical fruit, artisanal bread, natural juices, and Costa Rican coffee served amidst palm trees and birdsong.The hotel’s culinary heart beats in two places: Papaya Restaurant, which reimagines Afro-Caribbean flavors through a contemporary lens; and Da Lime, the beachfront gem offering ceviche, wraps, and tropical cocktails just steps from the turquoise Caribbean Sea.


Luxury with a soul
We love Hotel Aguas Claras because it redefines what luxury means today: conscious luxury—artful, warm, and deeply human.Its MICHELIN Key is more than a distinction; it’s a symbol of everything this place stands for: creativity, authenticity, and the timeless magic of the Caribbean.


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Book directly on the hotel’s official site: Hotel Aguas Claras – Book Now.


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